sábado, 8 de abril de 2017

DOÑA MANUELITA ANDRADE, LA PARTERA DE UPATA

Como todos los pueblos y ciudades venezolanos, la ciudad de Upata tuvo en el pasado y tiene en el presente muchos personajes que van de lo folklórico a lo popular y tradicional, que vistos y analizados desde el rol y papel que desempeñan ellos, tienen un destacado interés y atractivo en el desarrollo de las actividades diarias de Upata, porque a decir verdad, son la esencia misma de la colectividad.
         Nuestro  personaje que describimos aquí, fue muy común para unos y desconocidos para otros, a lo sumo para las nuevas generaciones de upatenses. Los vimos a diario caminar por las calles y tal vez para muchos, su labor pasa desapercibida seguramente por ese ritmo acelerado de la vida y del tránsito automotor que invade a Upata y que a veces nos deja ciegos, sordos y mudos, es decir, asfixiados.
      Pero la vida de ellos, de alguna forma u otra tiene algún significado para el resto de los habitantes de esta pequeña urbe que crece en todos los sentidos y direcciones un poco desordenada.
     En tiempos ya idos siempre habíamos oído hablar de las famosas y buscadas comadronas que asistían el parto a las damas de más bajos recursos y también a las más pudientes. El trabajo que llevaban con tanta maestría y destreza era apreciado en gran consideración por la parturienta y sus familiares como era de esperarse. Estaba primera su vida y la del recién nacido o por nacer.





      A mediados del Siglo XX eran escasos los médicos en Upata y en todos los pueblos del sur guayanés. Faltaban también los hospitales organizados y dotados de medicinas. Las enfermeras muy pocas se contaban. Eran tiempos precarios. Apenas se escuchaba hablar de los Doctores Reyes Gordon, Eduardo Oxford y Raúl Van Pragg. Pero estos eran cirujanos. Sin embargo, asistían a las parturientas. tytytt























DOÑA MANUELITA ANDRADE, LA
PARTERA DE UPATA DURANTE 50 AÑOS.


Era un milagro conseguirlos desocupados. Entonces los familiares de la parturienta acudían a Doña Manuelita Andrade. El paño de lágrimas y la salvación de cada primeriza. Ella era la sempiterna y conocedora de esta delicada tarea que muchas mujeres upatenses jamás quisieron arriesgar. Había miedo y terror a que la parturienta y su cría murieran.
         Doña Manuelita Andrade nació en Upata el 30 de Diciembre del año 1910 cuando Upata era apenas un pequeño poblado de 3009 habitantes según el censo de la época. La madre de Doña Manuelita Andrade fue Teodora Andrade, nacida en la Isla de trinidad y su padre era nativo de la población minera de El Callao, quien se había desempeñado como un excelente joyero y orfebre en todas esas décadas.


DOÑA MANUELITA ANDRADE CARGANDO
A UN RECIÉN NACIDO

Doña Manuelita Andrade había trabajo con gran éxito como Enfermera con el Dr. Raúl Van Pragg, quien por años ejerció el apostolado de la medicina en el viejo Hospital Oxford donde hoy se encuentra la Brigada de Infantería de Selva. También había laborado con el fallecido médico Dr. Cristóbal Laprea, el cual vivió muchos años en Upata, donde también ejerció la medicina.
          Sus grandes amigas y colaboradoras más cercanas fueron las upatenses Laura Sofía Muñoz, Clara del Valle Rivas y Domitila Rivas, las cuales siempre admiraron el trabajo de Doña Manuelita Andrade y supieron de sus desvelos para que las parturientas salieran bien en sus partos. Ellas también aprendieron de Doña Manuelita muchas destrezas y habilidades.
         Doña Manuelita Andrade del antiguo Hospital Oxford pasó a trabajar como Enfermera y partera en sus últimos años en el actual Hospital Dr. Gervasio Vera Custodio cuando aún este centro asistencial no llevaba este nombre.
         Además Doña manuelita Andrade fue una destacada y valiosa Consejera Maternal ya que atendía diariamente a muchas damas de la sociedad upatense dándole múltiples consejos sobre como lograr una mejor concepción a la hora del parto. Diariamente atendía a las mujeres embarazadas sobándole la barriga con el objeto de que el feto lograra la mejor posición a la hora del parto, lo que muy difícil se realice hoy día. Es que Doña manuelita Andrade había heredado de su madre elevados conocimientos ancestrales que había traído desde la Isla de Trinidad.
       Ejerció su trabajo de partera y enfermera con mucha mística. Ética y profesionalidad. Eran tiempos difíciles.
       Sin embargo, Manuelita Andrade, dotada de un gran corazón, devota impenitente de San José y abnegada y preocupada mujer por los problemas de su pueblo, se lanzó con entereza y dedicación a prestar auxilio a cada mujer en vía de dar parto sobre todo a las que tenían mayores dificultades.
      Los conocimientos y la práctica sostenida de Doña Manuelita Andrade, la convirtieron en la partera del pueblo. Fueron alrededor de 50 años que estuvo estos menesteres que facilitó a las mujeres de todo el sur de Guayana con ahinco, pasión y corazón y con mucho orgullo de ser upatense. Ella formó parte de un grupo de damas de la sociedad de Upata que le dieron renombre, personalidad, identidad, alto sentido nacionalista, sentido de pertenencia y arraigo a la tierra upatense.
        Y jamás recibió dinero a cambio por los servicios prestados. Lo recibió cuando de buena fé la parturienta se lo entregaba. Y eso era una contribución para obsequio a los limpiabotas y el mantenimiento de la antigua Capilla de San José ubicada a escasos metros de la casa de Doña Manuelita.
       Hasta hace poco  (1990), Doña Manuelita Andrade estuvo atendiendo casos de partos. También manejó con mucho profesionalismo la inyectadora ya que a principios del Siglo XX había  pocas personas que lo supieran hacer.
        Dicen sus pacientes que tenía una mano como una pluma y hasta ella acudía mucha gente del pueblo.  Pero como partera fue que más  se destacó. Cuentan que una vez se presentó a la casa de Doña Manuela, una jóven como de 18 años con síntomas de parto, pero tenía miedo a las consecuencias por ser primeriza.
          Entonces Doña Manuela inmediatamente la atendió y la acostó en la cama (burro) y la preparó diciéndole insistentemente: PUJE! PUJE! PUJE LO MAS QUE PUEDA QUE USTED TIENE LAS CONDICIONES PARA TENER UN BUEN PARTO!.
       La jóven replicaba a sollozos: ¡Es que no puedo! Y Doña Manuela le respondía: “Le dije que pujara carajo y tenga paciencia que todo saldrá bien! Y en menos de media hora la joven había tenido un parto feliz y un hermoso niño de cuatro kilos y medio.
      Doña Manuelita Andrade tuvo tres hermanos: Luisa Vera Andrade, Aura Andrade y María Andrade. Todas eras muy católicas y nunca faltaban a las misas dominicales y rosarios en casas de familia. Tuvo un hijo llamado Tomás Teodoro Andrade, quien graduó de Ingeniero en la Universidad de Carabobo y vive en Upata. Un poco delicado de salud. Su nieta es la Lcda. Emperatriz Páez. Doña Manuelita Andrade falleció en Upata, el 10 de Agosto de 1995 a la edad de  85 años.
      Toda una matrona distinguida y un ideal sembrado en aras de la ciudad antañona que no vuelve que la vió  nacer hace más de 80 años. Una clínica privada lleva el nombre de Doña Manuelita Andrade como homenaje póstumo y recuerdo permanente a los brillantes servicios que ella prestó a Upata y su gente en tiempos difíciles y precarios.






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